Y para 1568, o sea mediados del siglo XVI, ya estaban construidas la Puerta de La Misericordia, la primera puerta de El Conde, llamada entonces Puerta Cerrada y otros fortines.
En el lugar de la posterior Puerta del Conde existía el Bastión de San Genaro, por lo que la Puerta del Conde, en sus inicios, pudo haber sido parte del citado bastión, sin que hasta el momento haya confirmación de ello. Esta parte de la muralla fue modificada en el año de 1655, luego que ingleses al mando de Penn y Venables, invadieron el territorio de Santo Domingo siendo rechazados por tropas al mando del Conde Peñalba.
La Puerta del Conde, tal y como la conocemos hoy, alcanza sus líneas a partir de finales del siglo XVIII, muy posiblemente durante la consolidación de la muralla norte de la ciudad y la conversión de muchos de sus paños en zonas de defensa.
La Puerta del Conde tiene grandes historias, pero la principal de ella es la reunión en aquel bastión de los independentistas para completar el grito de independencia lanzado en La Misericordia, unos metros más al sur. Allí recibieron los patriotas armas y pertrechos suministrados por los Regimientos 31 y 32 de Haití, integrados por dominicanos y morenos libres, bajo el mando de los coroneles dominicanos Feliciano Martínez y Manuel Mora.
La Puerta del Conde estaba protegida por un foso que mira hacia lo que es hoy el sector de San Carlos, zona que por su altura fue siempre estratégica para cualquier ataque a la capital, no sólo en el período colonial, sino ya en épocas republicanas.
Durante muchos años la Puerta del Conde fue la tumba de Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, hasta que los restos de los padres de la Patria encontraron reposo definitivo en el panteón construido por el gobierno dominicano en el mismo parque o Plaza de la Independencia, pocos metros al oeste de la Puerta del Conde.
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